lunes, 27 de junio de 2011

SECRETOS DE UN BUEN REBOZADO

Aunque la técnica del rebozado es bastante sencilla, si no se hace de la forma correcta puedes llegar a ensuciar la cocina, quemarte y el alimento puede quedar reseco sin ese punto dorado y crujiente por fuera. A continuación, detallamos unos pequeños trucos para obtener unos resultados óptimos:


- Cuando queramos rebozar algún alimento, conviene que, en primer lugar, dispongamos en un plato hondo harina en cantidad suficiente para cubrir todo el fondo y tener al menos un dedo de altura. Además, debemos tamizar esta harina para evitar que queden grumos.
- El alimento se debe manejar con las manos enharinadas o con un par de cucharas o tenedores (pero sin pincharlo).
- Una vez tengamos enharinado el producto, lo sacudiremos suavemente para que se desprenda el exceso de harina que pueda tener.
- A continuación, debemos sumergirlo en huevo concienzudamente batido. Si las piezas a rebozar no son excesivamente grandes, un cuenco puede ser una buena elección, ya que con menos cantidad conseguiremos una mayor profundidad y, por tanto, mejor bañado, además de la inestimable ayuda que suponen sus curvas paredes.
- Una vez que comprobemos que el huevo ha bañado completamente la pieza, podemos introducirlo en aceite caliente para freírlo u optar para empanarlo, pasándolo además por pan rallado y haciendo una leve presión para que se adhiera mejor antes de introducirlo en el aceite. Si empanas los alimentos ten en cuenta que el pan rallado ya aportará cierta cantidad de sal, por lo que debemos tener cuidado a la hora de sazonar.
- A la hora de freír, utiliza siempre que se pueda aceite de oliva limpio y sin reutilizar. El exceso de utilizaciones crea en la grasa elementos nocivos para la salud.
- Siempre que sea posible, los alimentos deben quedar completamente sumergidos en el aceite durante su fritura, y estos deben estar siempre lo más secos posibles. Lo ideal es que el aceite tenga la altura del alimento a freír.
- No sumerjas los alimentos en el aceite hasta que éste se encuentre a la temperatura adecuada. Si el aceite está demasiado frío, los alimentos se empaparán hasta su centro en él y no quedarían crujientes. La inmersión en el aceite muy caliente crea una costrita externa que evita que el aceite penetre hacia el interior y que el vapor de agua salga al exterior, con lo que quedan muy crujientes y jugosos. Para ello, comienza la fritura con llama alta y, cuando en el centro de la sartén se levante un hilo de humo, baja el fuego a moderado para mantener siempre la misma temperatura.
- Cuando tengamos grandes cantidades de alimentos a freír, debemos resistír la tentación de echar muchos a la vez. Esto provocará la rápida caida de la temperatura del aceite y la inadecuada fritura.
- A medida que se haga la fritura, el aceite se consume sobre todo en los empanados, por eso se debe ir añadiendo más aceite después de cada fritura en la misma cantidad, para que el alimento quede completamente sumergido. Con esto también evitaremos que el pan excedente se queme.
- Debemos escurrir la fritura justo en el momento de sacarlo de la sartén. La mejor opción es ponerlos sobre un plato con papel absorvente, debido a que si dejamos los alimentos aceitosos conseguiremos que estos se ablanden.

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